Ser madre y a la vez Guardia de Vigilancia y Tratamiento Penitenciario VTP, es una labor difícil pero no imposible, más si se hace por amor a los hijos.
Ana Marisela es una mujer de 26 años, originaria de Quiché, era estudiante de Magisterio cuando vio una convocatoria de la Embajada de Estados Unidos para ingresar al curso básico y ser una guardia VTP en la primera cárcel del país que funciona bajo el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria.
Este fue un evento que cambió su vida porque le ayudó a superarse y tener una oportunidad diferente.
Ana Marisela tiene 4 años de ser uno de los guardias VTP y trabaja en el Primer Centro de Rehabilitación y Reinserción Social, Fraijanes 1; compromiso que le gusta mucho porque tiene la oportunidad de apoyar a otras mujeres y es muy seguro.
“Me siento excelente de formar parte de este modelo porque todos merecemos otra oportunidad y que se respeten nuestros derechos humanos”.
“Me siento excelente de formar parte de este modelo porque todos merecemos otra oportunidad y que se respeten nuestros derechos humanos”.
El Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria se basa en la rehabilitación y reeducación de mujeres privadas de libertad para su reinserción en la sociedad, que funciona en el Centro Carcelario Fraijanes 1, donde a la fecha más de 100 mujeres permanecen recluidas como parte de este nuevo programa.
Ana Marisela tiene un hijo de 1 año y agradece a Dios la oportunidad de ser madre.
“Ha sido un tiempo difícil porque tuve que dejar a mi niño recién nacido pero agradezco a Dios por la oportunidad y por mi hijo voy a luchar”.
Sus jornadas de trabajo son intensas, trabaja 8 días en el centro y descansa 8 días, afortunadamente cuenta con el apoyo de su esposo y sus padres, quienes se quedan a cargo del bebé cuando ella debe de trabajar.
Su deseo de superación es fundamental porque le da fuerzas día a día por cumplir con sus labores y regresar a casa llena de amor para cuidar a su hijo.
“Les deseo a todas las madres un Feliz Día, e impulsó a las madres trabajadoras para que luchen, porque no es fácil dejar a un hijo pero gracias a Dios que tenemos un trabajo digno y tenemos que luchar por ellos.
Nota: Wendy Álvarez
Fotografía: Mingob